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La actividad física, independientemente de la intensidad con que la practiquemos aporta múltiples beneficios a nuestra salud.

  • Sistema cardiovascular: El sistema cardiovascular responde acelerándose y aumentando la frecuencia cardiaca y la presión arterial, cambios que proporcionan a los esforzados músculos el oxígeno que necesitan. Y se nota cuando durante el entrenamiento aumenta la frecuencia cardiaca. Esto modifica la distribución de la sangre por todo el cuerpo.
  • Sistema respiratorio: La respiración aporta oxígeno al organismo, y al hacer ejercicio, los músculos, y todo el cuerpo, necesitan más oxígeno. El sistema respiratorio enciende la ventilación pulmonar y aumenta el aire que entra y sale de los pulmones, proceso en cual los pulmones aumentan su capacidad.
  • Sistema musculoesquelético: Este sistema es el encargado de dar estabilidad a nuestro cuerpo. Para la mayoría de las actividades cotidianas la musculatura obtiene suficiente oxigeno con la frecuencia de respiración normal; pero cuando forzamos la maquina y aumenta el ritmo cardiaco, con este aumento la irrigación sanguínea es mayor, se activa el consumo de glucosa y también el de las grasas.
  • Sistema endocrino: Al hacer ejercicio se disparan varias hormonas como la dopamina y la serotonina, neurotransmisores relacionados con un mejor estado de ánimo y felicidad. El estado de ánimo que suele producirse después de una sesión de entrenamiento intensa o prolongada suele ser de satisfacción. Lo importante para conseguir este objetivo de sentirnos bien, no está en la intensidad con que lo hagamos, puesto que el resultado siempre va a ser de satisfacción y beneficioso para nuestro cuerpo.