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Todos los alimentos poseen propiedades positivas y/o negativas para la salud humana, y su efecto es consecuencia de dos factores: Las características generales y bioquímicas del alimento y su efecto, dependiendo de la frecuencia de la ingesta, y el estado de salud específico de quien lo ingiere.

Según estudios publicados por la revista Atlantic Monthy hay unos nueve millones de estadounidenses con obesidad mórbida, todo esto debido a la mala alimentación comidas rápidas y ultraprocesadas, en el mismo artículo se añade que la obesidad se convertirá pronto en la mayor amenaza para la salud pública.

Me gustaría arrojar un poco de claridad y conocimientos a todas aquellas personas que a por ignorancia o comodidad, aun teniendo a su alcance de todo siguen comiendo de forma mediocre y nociva para su salud.

Los alimentos contienen unas sustancias no nutritivas que intervienen en el metabolismo, son los llamados fitoquímicos, sustancias bioactivas o alimentos funcionales.

Las dietas modernas no están adaptadas a nuestros requisitos genéticos. Las enfermedades de la civilización (cardiopatías, cáncer, diabetes y muchas otras) quizás son debidas a esa desadaptación. La mejora de la nutrición actual o futura podría pasar por adoptar o adaptar dietas con pautas del pasado (doctor Seignalet, 2004).

Desde distintos puntos de vista (antropológico evolutivo o creacionista) el 99% de nuestros genes fueron formados antes del desarrollo de la agricultura y ganadería  hace más de seis mil años y somos prácticamente iguales a nuestros antepasados.

  • Durante el predesarrollo de la agricultura y ganadería:
    • No se bebía leche después de la infancia.
    • Se comía poco grano.
  • Se consumía fundamentalmente:
    • Vegetales, frutos y tallos blandos.
    • Posteriormente y de manera esporádica, insectos, peces, pequeños mariscos, caza.

Se comía según la situación geográfica, el clima y la temperatura.