Durante años, el huevo ha sido un alimento denostado y se recomendaba limitar su consumo. Por el contrario, en la actualidad, nuevas investigaciones no solo han contradicho las antiguas creencias, sino que además han encontrado que el huevo tiene un excelente valor nutritivo y numerosas propiedades antioxidantes, anti-inflamatorias, anticancerígenos, antimicrobianas, inmunológicas y terapéuticas. Contiene lumifalvina y lumicromo que son antioxidantes naturales y tienen propiedades anticancerígenas.
La yema es rica en pigmentos carotenoides, que tienen propiedades antioxidantes y anticancerígenas, son precursores de la vitamina A, previenen las enfermedades cardiovasculares y reducen el colesterol malo. Las lipoproteínas de los huevos favorecen el crecimiento de los niños.
El huevo contiene taurina que previene la formación de la placa ateroesclerótica, ayudando a prevenir las enfermedades cardiovasculares. También ayuda a proteger la retina de la enfermedad macular y de la retinitis infecciosa.
Los huevos tienen abundantes anticuerpos como el IgY que puede tratar infecciones humanas de E-coli, estreptococos, pseudomonas, estafilococos y rotavirus. Además son ricos en ácidos grasos omega 3, que reducen la hipertensión, previenen la trombosis, reducen el colesterol y los niveles de triglicéridos. Pienso que hay bastante para que no despreciemos uno de los que ha sido alimentos claves para la humanidad.
Además, este maravilloso y sanador alimento atesora lo nueve aminoácidos esenciales (el cuerpo no puede sintetizarlos hay que administrárselo), histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina.
Y aunque existen otros alimentos que también los tienen, en ningún caso en la cantidad y proporciones que los tiene este superalimento. Antiguamente los médicos aconsejaban comer solo dos huevos a la semana, afortunadamente hoy en dia la ciencia nos dice que podemos comer tres o cuatro huevos diarios.