Creo que todos nos hemos hecho alguna vez esta pregunta, ¿cómo debo alimentarme?, evidentemente no todos podemos decidir qué comer desde el sentido estricto del conocimiento, por lo tanto, siempre acabamos comiendo lo que más nos apetece (que no siempre es lo más sano ni lo más indicado), y dando a nuestro cuerpo esa satisfacción momentánea que nos produce ingerir determinados alimentos.
No soy partidario de suprimir ningún grupo de alimentos, pero sí de dar protagonismo a unos en detrimento de otros, según la ocasión y la necesidad. (cómo, cuándo y cuanto), no estoy en absoluto de acuerdo con la pirámide alimenticia.
Debemos priorizar, siendo conscientes de cómo nos sentimos pasadas unas horas después de ingerir determinados alimentos, pesadez estomacal, sueño, hinchazón, flatulencias, picos de glucemia e insulina, son algunas de las señales que nos da nuestro cuerpo de que algo no ha ido bien.
Planificar las comidas con anticipación permite tomar decisiones más saludables y evitar recurrir a alimentos poco sanos en momentos de apuro. Es útil hacer una lista de la compra y tener siempre alimentos saludables a mano.
Comer de manera consciente y atenta ayuda a identificar las señales de saciedad y a no comer en exceso. Beber suficiente agua (se recomienda al menos 8 vasos de agua al día) y mantenerse bien hidratado para facilitar las funciones de nuestro cuerpo es igual de importante.