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Saltarse la cena es un hábito que algunas personas adoptan por diversas razones, como la falta de tiempo, intentos de perder peso o simplemente por no sentir hambre. Sin embargo, es importante considerar los posibles efectos que este hábito puede tener sobre la salud y el metabolismo.

Saltarse la cena  suele ser recomendable, no pasa nada por dejar de cenar de vez en cuando, máxime si hemos desayunado y almorzado bien. Tengamos en cuenta que el ser humano en su proceso evolutivo ha pasado de comer cada dos o tres días, a seguir unas dietas extremas en la que hace hasta cinco comidas al día (todavía hoy hay quien defiende este método).

  • Control del peso: Prescindir de la cena puede ayudar a evitar la sobre ingesta de comida, tengamos en cuenta que entre la 18:00 y las 20:00 el organismo ralentiza todas sus funciones, preparándose así para realizar el descanso nocturno (hemos tratado esto en el artículo de los ritmos circadianos).
  • Mejor sueño: Puede favorecer un mejor sueño, ya que puede prevenir la incomodidad causada por el exceso de comida o una comida copiosa o la digestión pesada.
  • Regulación del metabolismo: Puede ayudar a mantener un metabolismo saludable y evitar picos y caídas en los niveles de azúcar y de insulina en la sangre.

En cualquier caso es un acto que no se debe hacer alocadamente, sino siguiendo un plan de alimentación adecuada y planificada, teniendo en cuenta que esto entraría dentro del protocolo de ayuno intermitente, (muy recomendable desde mi punto de vista).

Sin embargo, si tienes una razón específica y estás tomando esta decisión de forma ocasional y bajo la supervisión de un profesional de la salud no tardaras en ver resultados positivos. Como conclusión yo diría que prescindir de la cena o cenar a una hora temprana (19:00) de forma ligera, es más que conveniente para nuestro organismo.